Trato pero no puedo.
Cada vez puedo menos.
Es como sí, lo sé todo, lo siento todo, lo pienso todo, lo aprecio todo. Pero sólo un lápiz y una hoja de papel me ayudan a crecer.
Puedo llorar, como también puedo reir.
Pero nunca se comparará con los llantos o las risas que boto mientras escribo.
Cuando escribo me siento como un pájaro solitario, que vuela a lo alto, con lo que mas amaría, su viento en la cara y las nubes saludandolo, pero a fin de cuentas, está solo.
Así me siento yo, y no maliterpreten, no es triste, hay que pensar así: Cuando no escribes. ¿Qué haces?. Cualquier otra cosa. ¿Cierto? Bueno, puedes estar con toda la gente que amas pero siempre necesitarás un tiempito, solo un tiempito, de olvidarte del mundo, de olvidarte de que tocas la tierra, de olvidarte de que cada día quieres algo mejor y simplemente, dedicar esos minutos a ti. Mis minutos para mi, son escribir.
Si, muchas veces quiero irme a un lugar donde no conozca a nadie y mucho más importante, donde nadie me conozca a mi, cuando quiero irme a ese lugar, escribo.
Mi paraiso, ese es mi paraiso.
Maf.
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